Pasado lejano:
Había una vez dos empresas de autobuses (M y S) que hacían el trayecto de universidad, de Elche a San Vicente en la provincia de Alicante. La competencia era muy dura, con precios y horarios igualados.
Los viajeros tenían bonos para ambas compañías y cogían el primero que veían, por ello, la empresa M empezó a ejercer una puntualidad desmedida, mientras que la empresa S se durmió en los laureles.
El golpe definitivo fue asestado a la empresa S cuando M recibió una subvención que le ayudó a reducir el precio de los bonos. Finalmente, S se retiró y M se quedó con el monopolio de los trayectos universitarios.
Pasado no-tan-lejano:
Como todo los buenos monopolios, cuando no tienes competencia directa puedes fijar los precios como te de la gana y a quien no le guste que se j*da. Eso fue lo que le paso a M, empezó a subir los precios de los bonos, a reducir los horarios, a utilizar autobuses de más de 10 años que se estropeaban a mitad de trayecto, a carecer de puntualidad y cordialidad.
Pero como no había otro medio de transporte equivalente había que tragar y pagar lo que ellos te dijeran porque, aunque cada vez habían más estudiantes y se llenaban más autobuses, ellos decían que la gasolina cada vez estaba más cara y no pensaban mantener ni reducir su margen de beneficios.
Presente:
Finalmente, tras varios años, S volvió al negocio del transporte universitario ajustando precios y presentando el mismo servicio que M. Los estudiantes ahora ven la posibilidad de ahorrarse un 60% en el precios de los viajes.
¿Qué hará M? ¿Reducir los beneficios para mantener los clientes, volver a ser puntual y dar los buenos días?
Si lo consigue volverá a tirar a S del negocio y al menos los clientes habrán ganado una reducción de precio durante algún tiempo , eso es lo que hace la competencia 🙂 .
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