Mi calentador de agua, cuya fuente de energía emana de unas estupendas bombonas de butano color naranja, tiene especial cuidado con el medio ambiente y es consciente de lo derrochadores que son los seres humanos en cuanto a recursos naturales.
Es por todo esto que mi querido calentador de agua deja de proveerme agua caliente a partir del minuto y medio que el grifo está abierto. Con ello consigue un gran ahorro de agua, pues me toca cerrar el grifo al a penas caer una gota fría sobre mi piel.
Lo complejo del asunto es que, si quiero agua caliente de nuevo, debo abrir y cerrar el grifo tres veces más por periodos de tiempo muy cortos. Supongo que es una forma de indicarle al calentador que, de verdad de la buena, quieres usar agua caliente y que no la pides por equivocación. Obviamente, en esta nueva ocasión el periodo de tiempo se reduce al minuto.
Sin embargo, a pesar de la lógica aplastante de lo narrado arriba, parece que no se ajusta a la realidad y que el calentador detiene su funcionamiento al detectar que los gases no son evacuados de forma correcta. Quizás en el conducto de ventilación exista un nido de pájaros o quizás el sensor no anda muy fino. De todos modos me extraña que con la ventana abierta al lado tenga problemas de ese tipo.
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