Una vez más cierras los ojos entre susurros que apenas soy capaz de escuchar, dejando tu última frase a las puertas de los sueños, en una neblina de oscura inconsciencia. Resulta inútil hacerte hablar llegados a ese punto, por lo que simplemente dejo que yazcas a mi lado abrigada por tus sueños y mis caricias sobre tu cabello.
A escasos centímetros de tu rostro observo detenidamente la textura de tu piel, la longitud de tus pestañas, el perfil de tus labios y sigo acariciando tu cabello con delicadeza, intentando no despertarte aunque sé que eso es poco probable.
Cierro mis ojos y abrazo tu cuerpo con suavidad mientras pienso que dentro de unas horas, cuando despierte, aun estarás allí, quizás abrazada a mi o dándome la espalda, pero a menos de un beso de distancia.
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