hospital

Las muelas del juicio final – El otro lado

Hace algunas semanas, justo cuando empezaba mis vacaciones, me operaron de las otras dos muelas del juicio que me quedaban en el lado izquierdo.

En esta ocasión, para no tener problemas musculares tras la operación, hice caso al cirujano y la noche de antes me tomé un valium (como os conté anteriormente). Esperaba notar el efecto a la mañana siguiente, me regodeaba imaginándome como el Príncipe Valium de Spaceballs tras las experiencias que me habían contado algunos conocidos, pero me llevé una gran decepción, no noté nada de nada, estaba como siempre, un timo.

Así que aparecí en el hospital por la mañana en ayunas (mucho mejor que la otra vez que fue a medio día). Una vez allí me dieron mi uniforme de hospital, me acomodaron en mi sillón de hospital y me pusieron mi vía intravenosa de hospital. Para esto último, la enfermera, un segundo antes de clavar la aguja en mi mano, cuando su brazo ya había cogido impulso, se giro rápidamente y me preguntó «¿Te mareas?»; me hizo gracia porque puso cara de «Uis, que a este no le he preguntado y a ver si se me desvanece» xD .

El conductor de la silla de ruedas llegó al cabo de 15 minutos de espera; contrastó tanto con aquellas horas que me hicieron esperar la primera vez que tuve que preguntarle si estaba seguro de que era mi turno. Y como así era, me llevó raudo y veloz a quirófano. Allí me encontré con el mismo cirujano maxilofacial que me recomendó el valium, escuchando a Lenny Kravitz en una de esas radios que ponen dentro del quirófano y que Doc JB dijo que usaría en sus futuras intervenciones.

En esta ocasión, el anestesista me inyecto el sedante nada más acomodarme en la mesa de operaciones. El sedante lo noté en el ritmo de las pulsaciones mucho más estables y en el ligero mareo cuando me incorporé más tarde; ni vi dragones volando ni a Elvis, otro timo.

Las muelas salieron relativamente rápido a ritmo de los acordes de la guitarra de Lenny y a base de mucha taladradora (hay que ver el ruido que hace ese cacharro). La de abajo creo que salió partida y se le cayó, por lo que me tuvo que pedir que no tragase y que girase la cabeza hacia un lado.

A la vuelta pude hablar con un compañero de hospital que me trajeron (puedes encargarlos para no aburrirte xD). El tío me estuvo contando que a él le sacaron las dos primeras muelas del juicio en cinco minutos, sin mayores problemas y pudiendo comer normal al día siguiente. Al cabo de un rato, volvió de que le sacasen las otras dos muelas con cara de afligido porque esta vez la cosa había ido peor (que para él peor seguía siendo mejor que a mi xD ). Sé ve que el tipo era VIP o algo porque le regalaron sus muelas en un tarrito de plástico, les faltó envolverlo con un lazo grande y rojo (nótese el tono envidioso).

A día de hoy todavía tengo la cara un poco hinchada, la zona de los dientes un poco sensible, al final de los cuales tengo un agujero enorme con un cordoncito muy mono(técnicamente lo llaman punto). Me despierto por las mañanas apretando los dientes del lado afectado y muy a menudo me da dolor de cabeza o cara (ya no sé dónde…) seguramente por inflamación del nervio trigémino. Pero ya está, no más muelas del juicio ^^ .

Las muelas del juicio final – La espera

Finalmente, al cabo de un mes y pico, me llamaron para efectuarme la primera extracción. Me citaron en la UCI (algo que no animaba demasiado xD ) a las 14h y me indicaron que debía permanecer en ayunas durante 6 horas antes. Eso me dejaba margen suficiente para desayunar a la hora de siempre, pero había un inconveniente con el que no contaba. Según Pausem, el ayuno incluía el agua y, con el calor que hacía, me veía deshidratado. Menos mal que consultando en Internet vi que la ingesta de agua se puede realizar hasta 2 horas antes. Claro que, en Internet, puedes encontrar fuentes que apoyen lo que más te interese 🙄 .

Como no tenía ni idea de dónde estaba la UCI y no me gusta ir a los sitios a ciegas, le pregunté a una amiga que tenía más idea que yo y me puso en duda. Me dijo que le parecía extraño lo de la UCI, que era más probable que fuese la UCA y la verdad es que tenía más sentido. Concluimos que era mejor preguntar en información pero me dejó claro dónde tendría que ir si era la UCA.

Cuando llegué allí, consulté en información y, efectivamente, no era la UCI, pero tampoco la UCA, era la UCSI…yo sólo quería quitarme las muelas. Al menos la UCSI estaba más o menos donde me dijo Pulsay que estaría la UCA, pero al final no vi a Grissom.

Total, que en seguida me llaman para que entre a la sala de espera. Para ello me hacen ponerme unas fundas verdes para el calzado y lavarme las manos con algo que parecía alcohol. Me indicaron el rincón donde debía esperar, amueblado con una cama y un sillón. Me dijeron que debía quitarme la camiseta y ponerme la típica ropa de hospital que te deja el culo al aire porque no hay quien pueda hacerse un nudo en condiciones. Al final todo el mundo (sobretodo aquellos que también se tenían que quitar los pantalones) iba cogiéndose la parte de atrás para mantenerla cerrada, salvo los que habían recibido ayuda o aquellos que les daba exactamente igual.

Iba llegando más gente y se escuchaba de todo, sobretodo de personas mayores que realizaban el cambio pertinente de vestimenta ayudadas por una enfermera:

Mujer Mayor : por teléfono me dijeron que había que venir duchada.
Enfermera : sí, eso es para que en el quirófano no quede olor a sobaqué.

Hombre Mayor : hay que ver lo bien que está este hospital, con este suelo tan brillante y todo tan limpio.

Sin duda me acordé de Doc JB y sus diálogos con los pacientes.


cirujana

Las muelas del juicio final – El Anestesista

Tras varios meses de espera en la larga cola de la seguridad social, mi presencia fue reclamada para hacerme una radiografía de mi brillante sonrisa (que no culo metálico que diría Bender). En tal aventura, la espera en la antesala de las radiografías se alargó durante varias horas, en las que no pude acudir al W.C. porque Murphy decía que sería el momento en el que me llamarían.

Varios días después tuve cita con el cirujano maxilofacial que, a golpe de vista sobre la radiografía, me dijo que habría que extraer las cuatro muelas del juicio, en tandas de dos para poder proporcionarme un menor padecimiento sobre la mesa de operaciones, pero más duradera agonía en mi recuperación.

Pasaron unos cuantos días más y me reuní con el anestesista. El tío parecía un cachondo porque nada más entrar en su consulta, ya tenía la sonrisa puesta, una de esas que parece de mármol. Pero, poco a poco, me fui dando cuenta de que era demasiado feliz y, más que una sonrisa de mármol, parecía un sonrisa de fármacos. A penas me preguntó cuatro cosas sobre alergias y medicamentos, nada sobre drogas, afiliaciones políticas y otros malos hábitos.

Me comentó que el plan de actuación constaría de anestesia local y de sedación en vena que, según sus palabras, me ocasionaría el efecto de unas cervezas tras la operación (no concretó nada sobre el tamaño de las mismas ni de si llevaban cubitos de hielo). Así que, mientras me ofrecía el papel de consentimiento para que lo firmase (envuelto en una aureola de vendedor de coches usados), me dijo que él no se sacaría las muelas del juicio sin anestesia. Es más, yo añadiría que él no se levantaba por las mañanas sin su chute de óxido nitroso.


anestesista

Próximamente más capítulos…